martes, 14 de enero de 2014

Yo, Ana




Si alguna vez
lo inmanente
dejara de serlo
y en una de mis carreras
se me extraviase
el miedo,
¿qué sentido tendría
continuar?
Mi miedo es mío.
Inherente.
Aguijón. 
No es más que
la conciencia de que
existe el lugar equivocado,
la certeza de
poderme tropezar.
No merece la pena
un vuelo
sin vértigo.
Mi miedo es mío.
Inherente
Aguijón.
El hambre
la sed
las ganas
el despertador.
Este es mi miedo,
mío
y de nadie más.

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