viernes, 3 de junio de 2016

Morir hoy para vivir mañana

La macchina se rompió al mismo tiempo que nosotros. Quizás me has hecho un agujero que no podré llenar jamás. Y ahora
el masoquismo de la geografía, la ironía de las fechas y el tiempo y los aniversarios de tantas primeras cosas, la casualidad vestida de comillas, tu nombre haciéndose dueño de las calles y de los bares y de la frente de algunas personas. Recuerdos que no quieren tener arrugas, mensajes que no borré, la llave que dejé en el bar, la servilleta que tenía mi nombre, un zapato en el frigorífico, una baldosa rota en la cocina, las ganas de estar solos en el indio, las lágrimas bajo la tierra. Ayer es un pájaro que quiere ser fénix sin tener alas. Ayer por todas partes, ayer fue precioso, ayer en el espejo, ayer desde la butaca del cine, ayer de madrugada. Ayer duró poco. 
Ayer soy yo y me duele.
Ayer no puede ser mañana.