martes, 24 de marzo de 2015


La camisa azul colgada en la puerta, encima de la toalla que no quiso usar el primer día.
Cosa fai?
Guardo le tue scarpe mentre ascolto la tua musica.
Podía imaginar que se perdería, pero no en el aparcamiento. Lo encontré porque me dijo que estaba debajo del reloj gigante. Y porque reconocería ese modo de caminar en cualquier parte. Pero hubiera preferido que el reloj no funcionase. 

Él seguía cubriéndose los ojos con las manos. A veces encierra la verdad en una cajita de cristal, desde donde la observa, pero le resulta más ficticia. Yo tampoco quise abrirla.
Hoy no encuentro mi canción, ni mi texto. Solo el sueño.