jueves, 30 de agosto de 2012

Garabatos en la pared

Hoy había tres niños en la calle. Jugaban a la pelota, cantaban tonterías, gritaban... Y a mí, con el alboroto, ¡no me dejaban estudiar! De repente vi que repararon en la pared. A mí se me cayó el lápiz de las manos. Señalaban en la pintura blanca unos garabatos, desde mi ventana, inapreciables. Movían los dedos una y otra vez recorriendo el dibujo de arriba abajo, describían círculos, se empujaban y discutían entre ellos, preguntándose qué sería. Supongo que, para cuando yo abrí la ventana, la contienda ya llevaba un rato: 

-¡Es un caracol!
-¡Anda ya! Es una piruleta, lo que pasa es que no tiene color. 
-¡Qué va! ¡Es un monigote! Mira, aquí está la cabeza, esos son los brazos y aquí están las piernas. 
-¡No! No puede ser un monigote, ¿no ves esas letras? 
-¿Qué letras?
-Mira, ¡ahí!
-¿Y qué dice?

Igual que antes, me sigue dando miedo acercarme para ver qué dice. 
No quiero que la dueña de la casa piense que he sido yo.


viernes, 10 de agosto de 2012

Rincones sin bandera


Acurrucada en la flexión del brazo
al cubrir los ojos con las manos.
En la sombra en el suelo
que pasea despacio
de las nubes, en el cielo,
mecidas por el viento.

Me refugio en principios.
En índices, en prólogos
en amaneceres y despertares
en Buenos días, en Dear Karot
en las calles secas antes de la tormenta
y en el olor mojado de los adoquines
justo antes de que salga el Sol.
En las dudas antes del almuerzo
¿qué comemos hoy?
En los nervios, la incertidumbre
los augurios, la sorpresa.
En el signo de interrogación
que mira al cielo
cómo libres vuelan
los pájaros que aún no dejaron
que con sus plumas
se escribiera una canción.

Melodía Africana II - Ludovico Einaudi