sábado, 7 de abril de 2012

No lo era, no lo somos



Detrás de los setos, con un catalejo. Me pongo en el sentido contrario al que sopla el viento, para que no delate mi olor, y le pido a hurtadillas que le dé de mi parte un empujón. Que ese pájaro levante el vuelo, que se sepa ya cisne el patito feo. Cisne.
Yo no puedo más que ser furtiva en este asunto y jugar a entreverme sin detenerme. Yo no puedo más que desear que pase el tiempo tan rápido como le sea posible y nos haga saltar de estación en estación. Y así despierte al olvido y con un cuento de hadas haga dormir la evocación.

Quizás el problema está en que aún no hemos asumido que ya no somos niños.

1 comentario:

  1. Es difícil asumir que ya no somos niños, pero es que tampoco quiero dejar de serlo. Siempre lo seré

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