miércoles, 26 de agosto de 2020

Mi zeta de Riemann

El número que nos separa
no mide más que un gato
no pesa más que una golondrina.

El número que nos separa
es más delgado que un 1
es más hueco que un 0.

El número que nos separa
no habla nuestro idioma
no sabe nuestro secreto.

El número que nos separa
es un semáforo en rojo
son los límites de velocidad.

El número que nos  separa
desaparece al cerrar los ojos
y se hace visible al abrirlos.

El número que nos separa
es la medianoche de Cenicienta
el extravío del zapato de cristal.

El número que nos separa
puede cambiar la forma
pero no el contenido.

El número que nos separa
es una vieja cascarrabias
que no deja jugar a los niños.

El número que nos separa
no sabe colarse en los sueños
no frena el paso de los días.

El número que nos separa
en realidad
nunca nos ha separado.